Con información de: Miguel Ángel Penagos Culebro. DESAMEX.

“El agua es un recurso cada vez más escaso por lo que el tratamiento de las aguas residuales es clave para la seguridad y la eficiencia de la industria alimentaria”.
Dentro del sector de la industria alimentaria, se encuentran numerosos procesos productivos que generan aguas residuales, las aguas generadas en estos procesos generalmente tienen retos importantes a cubrir con la selección de sistemas de tratamiento como son:

Las aguas de proceso y las de limpieza son las más importantes dentro de la clasificación existente y suelen caracterizarse por su contenido en materia orgánica y sólidos en suspensión. Las cargas orgánicas que pueden situarse entre 10 y 100 veces superiores a las aguas residuales urbanas y presentar descompensación en los ratios de nutrientes.

La variabilidad en la carga, asociada a cambios en los procesos productivos.

Según el tipo de industria, existe aportación de otros contaminantes procedentes de la materia prima (sales disueltas, aceites y grasas, fenoles, nitratos, fosfatos, potasio, etc.), de productos químicos que intervienen en los procesos de fabricación (ácidos, álcalis, salmueras, etc.) o de productos de limpieza.

El agua de procesos – que se utiliza para lavar y preparar alimentos, pasteurizar, limpiar equipos, vaporizar y esterilizar, o como aditivo o estabilizador – representa el mayor consumo de agua del sector alimentario: cerca del 31 por ciento.

Es por ello que el tratamiento de aguas residuales juega un papel importante para reducir la contaminación ambiental. Convirtiendo a esta industria en uno de los sectores productivos de mayor impacto sobre el medio ambiente, por su alto consumo de agua e inevitablemente producción de grandes volúmenes de aguas residuales.

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